Breve comentario a la obra y vida de Giordano Bruno

"Tal vez, sea obligado pensar en la firmeza de ideas y dignidad humana de Giordano Bruno, ahora que el mundo que él ayudó a crear se derrumba entre el polvo y los escombros "

Por JUAN MORA RUBIO

Publicación original: Universidad Autónoma Metropolitana

Giordano Bruno representa la mentalidad renacentista por las características especiales de su pensamiento, o la forma independiente como vivió su existencia y la sinceridad con que asumió sus ideas que abrían el camino de la nueva época. Cierta armonía y asimilación de nuevos valores, como en el caso de Leonardo Da Vinci, hacen de este último un arquetipo de los nuevos tiempos, sin que aparentemente demuestre sus contradicciones con el pasado, pero es precisamente la rebeldía de Bruno y la firme convicción de la verdad de su pensamiento y su gran capacidad para enfrentarse con los representantes de las viejas ideas lo que lo coloca como uno de los hombres que están marcando la llegada de la modernidad. Modernidad que corresponde al tránsito de una visión del mundo colectiva a una posición individualista y de exaltación de la persona humana; los valores individuales desbordan la conciencia colectiva. Es el abandono de las posiciones de Aristóteles y la mentalidad trascendente de la Edad Media los que inician el camino de una nueva sensibilidad a partir del mundo cosmopolita que surgió con el viaje de las carabelas de Cristóbal Colón. Ya el Mundo no es idéntico a sí mismo, incambiable y jerarquizado, sino un ser desplegado y en transformación. La conciencia tampoco es una esencia de origen trascendente; sino una acción que se elabora a sí misma en cada momento del tiempo que transcurre.

El largo sendero recorrido por Bruno, sus inquietudes desde el catolicismo hasta las nuevas formas protestantes y la manera sincera como defendió sus creencias, lo llevaron con serenidad y callada aceptación a sufrir el martirio del fuego sin que diera muestras externas de desesperación. Fue un digno seguidor del estoicismo de Séneca, y uno de los hombres que se levanta como ejemplo de sinceridad consigo mismo, no obstante, las consecuencias que tenga que asumir. Los nuevos tiempos no se manifiestan solamente por la adopción de nuevas perspectivas sino por la capacidad de rechazar con fuerza lo caduco.

Giordano Bruno muestra el espíritu libre que comienza a caracterizar el Renacimiento cuando objeta con firmeza los principales postulados de la Iglesia católica y del Protestantismo y pone en entredicho amplios sectores del pensamiento aristotélico. Bruno comprende que Aristóteles había sido mal utilizado por la Escolástica, que empleó su pensamiento para dar cuenta de fundamentos de la teología y no precisamente como lo había concebido el propio pensador griego para dar cuenta del único mundo que existe y que es éste donde nos afirmamos. Aristóteles no creía en El Mundo Ideal de Platón y su filosofía está dirigida a explicarnos el mundo único en que vivimos. Por ello rechaza como supersticiosas las ideas del Mundo Ideal. Los dos mundos del pensador ateniense se unifican en la unidad de la causas materiales e ideales. Bruno, no obstante, sus críticas al pensador de Stagira, revierte su filosofía en un método realista que sirve para dar razón del cuan- tos material y no de otras formas del ser.

Bruno fue un profesor ambulante que recorrió en constante prédicas las principales ciudades de Europa, hasta que la Inquisición lo detuvo en Venecia, lo condujo a Roma, en donde, en 1600, fue condenado a morir en la hoguera como hereje. Sin embargo, los verdugos del gran pensador italiano fueron los Protestantes. Muchas de sus obras están en Gotinga a pesar de que se ordenó incinerarlas: Además, hay muchas noticias extensas en la Historia de la Filosofía de Buble. Hegel¹ nos sirve muy bien de guía cuando dice que su filosofía se asienta en la idea de que su ser y la unidad de todo ser constituye la vida íntima del pensamiento. El espíritu sólo puede alumbrarse, como todo, en el saber; cuando no ha alcanzado formación pasa de unas formas a otras sin lograr ordenarlas convenientemente. El desorden, la exposición turbia, confusa, son muestras de la riqueza del Espíritu y de su estilo alegórico. Su entusiasmo interior no conoce límites.

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La rebeldía de Giordano Bruno:



"Giordano Bruno muestra el espíritu libre que comienza a caracterizar el Renacimiento cuando objeta con firmeza los principales postulados de la Iglesia católica y del Protestantismo y pone en entredicho amplios sectores del pensamiento aristotélico."

Una de las ideas más importantes, que lo separa en forma definitiva de la dogmática cristiana es su afirmación de que hay una esencia viva, universal, que lo penetra y gobierna todo y que es la vida de todo. Así se proclama la generalidad de la vida y del alma universal y la razón presente e inmanente. Este panteísmo y su concepción de la razón universal lo colocan como precursor del modernismo que hace la exaltación de la vida. La unidad de la vida como inteligencia universal activa corresponde a la totalidad. El universo es un animal infinito en el que todo vive y se manifiesta de diversas maneras.

La inteligencia formal no se distingue de la causa final. Naturaleza y Espíritu no se hallan separados. La inteligencia que obra con arreglo a un fin es la misma forma interior de las cosas. Esta concepción profundamente panteísta indico las sendas por las que había de transitar Hegel¹ y principalmente Baruch Spinoza. La causa eficiente es una substancia que imposibilita la existencia de una representación de una inteligencia exterior al universo. Nada puede ser eterno y digno de denominarse como principio sino la materia que tiene la capacidad de actuar, de producir, de crear. Por tanto, es la potencia primera y perfecta de la existencia de las cosas. Ella es el todo que está constituido de unidad de forma y materia.

En Bruno resuenan los acentos de Aristóteles, Platón, y principalmente Heráclito, de quien, como dijo Hegel, no desperdició nada de su pensamiento. Como Heráclito, afirma que de lo supraesencial se pasa a las esencias, de esto a lo que es, y de lo que es a sus huellas, imágenes y sombras, proceso que sigue una doble dirección: hacia la materia y hacia la sensación y la razón para ser conocidas. Todo forma una trabazón en el universo lo de abajo con lo de en medio y esto con lo de arriba, lo compuesto con lo simple, y lo material con lo espiritual. Pero igualmente esta dialéctica panteísta materialista abre el camino del gran pensamiento de Spinoza, que a partir de su concepto de Substancia resuelve problemas que la filosofía no había podido dilucidar. Todo como en Heráclito se puede transformar en todo. La naturaleza puede hacer que todo nazca de todo y la por la misma razón inteligencia puede llegar a conocerlo todo partiendo de todo.


Este es un gran principio de la dialéctica que supera el mecanicismo de Aristóteles. Aquí aparece la unidad de lo contrapuesto. En el mismo concepto se encierra lo bello y lo feo, lo perfecto y lo imperfecto, lo bueno y lo malo. La riqueza del pensamiento de Bruno no puede ser aprisionada en unas cuantas notas, pero al menos se deben registrar algunos de sus problemas. Abrazó con singular empeño tas por las ideas expuestas por Copérnico, pero las sometió a severa e inteligente crítica. Retoma las obras de Demócrito, Heráclito, Epicuro, etcétera y concede toda la fuerza del ser a la materia. Rechaza la idea de la creación ex nihilo y asegura que ante toda destrucción de los mundos surge una nueva creación digan de nuevos desarrollos. Aunque fue aristotélico en sus comienzos somete a rigurosa crítica su pensamiento y considera que existen grandes desviaciones en su teoría del movimiento. Creía en el éter y aseguraba en que existían innumerables mundos en el espacio infinito donde se podría dar la similitud con el nuestro. Piensa que Luna no es un satélite de la Tierra sino un planeta gemelo. Es uno de los primeros autores que plantea la rotación del Sol y las estrellas alrededor de su propio eje. En fin, Giordano Bruno, es un avanzado del antropologismo renacentista, como lo afirma Burckhard.

Finalmente, hay que anotar que Bruno fue un gran humanista preocupado por la suerte de la humanidad y el desarrollo del mundo y de sus pueblos. Fue un atento observador de los acontecimientos relacionados con el encuentro de los dos mundos por parte de la Corona de España, y anotó, junto con Juan Luis Vives, sus desacuerdos con la conquista y colonización del Nuevo Continente, que hollaba los derechos de los pueblos y les restringía su libertad para proyectar su derecho a la autodeterminación.

Criticó a quienes ensalzaron la obra de Colón, pues como afirma, los conquistadores no han sabido en verdad más que “perturbar la paz del prójimo, violar las patrias propias de las regiones, confundir lo que la previsora naturaleza distinguió, redoblar los defectos mediante el comercio y agregar vicios a los vicios de cada pueblo, propagar mediante la violencia nuevas locuras e implantar denuncias inéditas allí donde no existen, mostrando, en fin, más sabio al que es más fuerte: enseñar nuevos cuidados, instrumentos y artes de tiranizarse y asesinar el uno al otro.”²

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La critica de Giordano Bruno

hacia el colonialismo y la conquista:


"Afirma, los conquistadores no han sabido en verdad más que “perturbar la paz del prójimo, violar las patrias propias de las regiones, confundir lo que la previsora naturaleza distinguió, redoblar los defectos mediante el comercio y agregar vicios a los vicios de cada pueblo, propagar mediante la violencia nuevas locuras e implantar denuncias inéditas allí donde no existen, mostrando, en fin, más sabio al que es más fuerte: enseñar nuevos cuidados, instrumentos y artes de tiranizarse y asesinar el uno al otro.”


Todo lo anterior coloca a Bruno en las puertas de la Modernidad; razón y compresión del Mundo; inteligencia y penetración. Su martirio en la hoguera señala un mundo que se hunde, pero también otro que resurge de sus cenizas. Hoy asistimos a una nueva transformación marcada por la violencia religiosa, el despertar de los nacionalismos y la discriminación racial.

Existe una tácita censura a los hombres que se atreven a disentir del pensamiento oficial. A todo esto, se agrega la más intensa crisis económica que la humanidad haya padecido. Todo indica que estamos asistiendo a cambios insospechados, imposibles de prever en el inmediato presente. Por ello, tal vez, sea obligado pensar en la firmeza de ideas y dignidad humana de Giordano Bruno, ahora que el mundo que él ayudó a crear se derrumba entre el polvo y los escombros de una sociedad que será reemplazada por otra más digna para los hombres. Todo se renueva, como decía Juan Bautista Vico, la historia es un continuo reencontrarse de los pueblos, una serie constante de cursos y recursos a través de los cuales se representan las diversas y renovadas edades de la historia.


Notas al pie:

1 G.W.F. Hegel, Lecciones Sobre la Historia de Filosofía, tomo 11, México, FCE, 1995, p. 2 170 y siguientes.

2 Giordano Bruno, Cena, Obras 1, p. 96.

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